¿Qué pasa con nuestra casa ante un divorcio?
Uno de los días
más importantes y felices de nuestra vida suele ser el día de nuestra boda. Nos
casamos con la persona perfecta, con esa persona que amamos y con la que
queremos pasar el resto de nuestra vida. Sin embargo, a veces esto puede
jugarnos una mala pasada. Quizás nuestra pareja no era como esperábamos o
nosotros mismos no estábamos preparados para la vida en común con esa persona.
Si tenemos la mala
fortuna de que nuestro matrimonio no marcha tal como esperábamos y llega el
momento de plantearnos el divorcio como única solución, es precisamente cuando
se abren ante nosotros un gran número de dudas y de batallas. Entre esas
grandes batallas, una de las principales es nuestra casa.
La gran batalla de la hipoteca ante un divorcio
A la hora de plantear un divorcio, una de las
primeras cosas que se plantean es qué pasara con nuestra casa, y sobre todo,
con nuestra hipoteca.
En este caso disponemos de varias opciones por las que podemos decantarnos
según sean nuestras circunstancias personales.
La primera opción, y la más fácil y radical de
todas, es poner el piso a la venta y conseguir pagar nuestro préstamo hipotecario
con el dinero conseguido de esa venta, y repartir el resto del dinero a partes
iguales.
Para seguir esa opción, ambas partes deben estar
totalmente de acuerdo ya que en caso contrario el caso podría derivar en un
problema legal que se resolvería en los tribunales. Pero antes de llegar a eso,
siempre queda la opción de que uno de los miembros de la pareja se quede
íntegramente con la vivienda, pagando la parte correspondiente a su ex pareja.
De esta manera, todo quedaría en propiedad de una sola persona.
Con la crisis, convivencia forzosa
Otra situación que se ha producido, especialmente
a raíz de la crisis económica, es que algunas parejas ya divorciadas han tenido
que seguir conviviendo en la misma vivienda, ante la imposibilidad de venderla.
Con toda seguridad, esta es la situación más complicada.
Fuente: www.yaencontre.com
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